Durante gran parte de su historia, que ya cuenta con más de 400 años, la boina ha sido el sombrero de la clase trabajadora británica, que la ha lucido como símbolo de los antiguos valores de la civilización urbana inglesa. En el siglo XIX se liberó de su carácter de gorro para las clases trabajadoras y fue adoptado por los caballeros de la campiña inglesa, que lo utilizaban cuando salían a cazar.
Con el boom del golf de finales de siglo se produjo una nueva evolución y la versátil boina se convirtió en un símbolo de estilo para los amantes de este deporte, que se inspiran en el elegante Eduardo VIII, duque de Windsor.
A Estados Unidos la boina llegó importada por inmigrantes ingleses e irlandeses. Se convirtió en el sombrero de las clases trabajadoras y en signo distintivo de los niños que vendían periódicos en las esquinas. Es la conocida como Newsboy cap, que también recibe el nombre de Baker Boy, Apple Cap, Eight Panel, Cabbie, Applejack Hat o Jay Gatsby (del libro de Francis Scott Fitzgerald El gran Gatsby). Más adelante fue adoptada por estudiantes universitarios, hasta el punto de convertirse en un icono de estilo de la Ivy League. Los elegantes jóvenes de los locos años veinte llevaban boinas y los típicos pantalones cortos hasta la rodilla, combinados con vistosos calcetines y zapatos con cordones. A medida que fueron pasando los años, la boina cayó en desuso entre los más jóvenes, que se decantaron por nuevos modelos, pero su asociación a la naturaleza despreocupada de los años veinte está profundamente arraigada en la memoria cultural estadounidense. A Sicilia, donde la boina se denomina coppola (del término inglés cup, parte alta), llegó importada por los ingleses a finales del siglo XIX. Al principio la utilizaron sobre todo los agricultores para protegerse del sol. El vínculo entre este gorro y la isla es indisociable gracias a la película de 1972 dirigida por Francis Ford Coppola, El Padrino. El protagonista Michael Corleone, interpretado por el actor Al Pacino, luce una boina durante su exilio en Sicilia que entraría en el imaginario colectivo. Las raíces mafiosas de la familia Corleone refuerzan el estereotipo que vincula este sombrero con el crimen organizado, pero, en realidad, el gorro forma parte del folklore siciliano, sin ningún vínculo particular con la mafia.
No solo El Padrino consagra cinematográficamente la boina. Michel (Jean-Paul Belmondo) usa la ya emblemática boina en Sin aliento, de Jean-Luc Godard y Jimmy (Sean Connery) en Los intocables de Brian De Palma. Pero la boina también conquista la cultura pop contemporánea gracias a una serie de televisión producida por la BBC en 2013, la famosa Peaky Blinders, que narra la historia de un grupo criminal inglés en la Birmingham de los siglos XIX y XX. Los pandilleros, liderados por Thomas Shelby (Cillian Murphy), usan unas boinas muy reconocibles. Una curiosidad más. Según el historiador David Cross, el nombre de esta pandilla deriva de la práctica de coser cuchillas de afeitar en las viseras de los gorros que, en caso necesario, se podían usar como armas. De Inglaterra a Francia, de una serie de televisión a otra, la boina luce orgullosa en la cabeza del ladrón Assane Diop (interpretado por Omar Sy) en Lupin, que se estrenó en Netflix en enero de 2021. A la vez, fuera de la pantalla, famosos como Brad Pitt, Leonardo Di Caprio, Guy Ritchie o Idris Elba se han enamorado de la boina, un complemento que usan a menudo. La alta costura y el estilo urbano también han hecho lo propio, adoptando este gorro y convirtiéndolo en un icono de estilo, tanto para él como para ella, ideal para la temporada primavera-verano u otoño-invierno. La boina es lo suficientemente versátil como para usarla tanto con looks casual como más formales y alcanza su apogeo cuando la personalidad de quien la usa sale a relucir.